4 poderosas herramientas para lidiar con la ansiedad

En un artículo para la versión digital de la revista Forbes, la terapista, coach y escritora Megan Bruneau explica cómo la ansiedad nos acompaña en distintas situaciones. Estas situaciones van desde una entrevista de trabajo, una reunión o la entrega de un proyecto. También incluye, como es lógico, la vida personal.

Bruneau añade que, pese a lo que solemos creer, la ansiedad no es una carga ni un castigo, sino una herramienta adaptativa que está diseñada para ponernos en estado de alerta y actuar mejor y más rápido frente a las amenazas de nuestro entorno. En otras palabras, la ansiedad nos permite escapar de un tigre, esquivar un obstáculo en la vía mientras conducimos y terminar el informe que nos ha pedido nuestro jefe para entregarlo justo en la fecha límite.

Como suele ocurrir en el complejo mundo de las emociones, permitir que se nos salga de las manos y tome el control de la situación o de nuestras vidas, puede paralizarnos, enviar toda la sangre a nuestras extremidades y dejar nuestro cerebro en blanco, además de constantes estados de frustración.

La buena noticia, según lo que comenta la terapista especializada en salud mental, es que con el uso adecuado de cuatro precisas herramientas podemos hacer que la ansiedad se mantenga en su justa medida, juegue a nuestro favor y nos permita alcanzar nuestros objetivos.

 

 

1.- Darle espacio a la ansiedad y escuchar lo que tiene que decir

 

 

Tal vez sea nuestro primer impulso para superar la situación y seguir adelante, pero tratar de suprimir o ignorar la ansiedad sólo logrará empeorarla. Megan Bruneau afirma que la clave es darle cabida a esa emoción para entenderla como parte de nosotros.

La autora refiere que una técnica efectiva para lograr esto es realizar un ejercicio de atención plena, que a través de la meditación y concentración nos permita aceptar sin prejuicios el momento presente, aunque pueda producirnos incomodidad.

A través del yoga, la meditación y guía terapéutica, aprenderemos a lograr ese estado en el que entendemos que todo lo que se experimenta es impermanente. Que tal como se viene pasará de nosotros. El reto es saber recibirlo, aprender de él, y dejarlo ir.

 

 

2.- Utiliza palabras de apoyo… contigo mismo

 

 

Cuando un amigo, un colega o un familiar enfrenta situaciones de ansiedad, nuestras palabras suelen estará dirigidas a buscar tranquilidad, comprensión y calma. Sin embargo, somos mucho más críticos con nosotros mismos que con los demás.

La segunda herramienta que brinda la terapeuta norteamericana es utilizar palabras de apoyo con nosotros mismos. Esto nos ayudará a compaginar lo que sentimos y encontrar confort en la persona que mejor sabe cómo nos podemos sentir.

Practicar este tipo de bondad propia detiene nuestra respuesta a la amenaza y nos mueve a una respuesta cognitiva y tranquilizadora que es mucho más propicia para enfocarla en lo que se esté haciendo.

 

 

3.-Obtén seguridad de donde puedas

 

 

En la escala de la ansiedad a la confianza, explica Bruneau, los factores atenuantes son: certeza, familiaridad y presión percibida. Esto quiere decir que cuando la ansiedad es muy alta, la certeza de lo que se dice o se hace es muy baja, así como la familiaridad con el contexto en donde nos movemos. Como consecuencia, la presión percibida es también muy alta. En el escenario contrario, cuando nos sentimos confiados, la certeza y la familiaridad también son altos, mientras que la presión percibida es baja. La manera más inteligente de enfrentar las situaciones de ansiedad es precisamente buscar maneras de aumentar al máximo la certeza y la familiaridad, a la par de reducir la presión percibida teniendo metas realistas.

La certeza y la familiaridad se ganan a través de la preparación, la práctica y la recopilación de información. Una forma idónea de prepararse es imaginando todos los escenarios posibles de la situación planteada, incluyendo por supuesto el peor. El truco está en no quedarse ahí, sino pensar soluciones para cada uno de esos escenarios.

En algunas situaciones concretas que nos enfrentan a estados de ansiedad, como hablar en público, sólo se lograr ganar en certeza y familiaridad a través de la práctica, pues mientras más hablemos en público, más seguros nos sentiremos al hacerlo la siguiente vez.

En cuanto a reducir la presión percibida, al igual que lo dicho con el punto 2, imagina lo que esperarías de un buen amigo, capaz, en esa situación. Y contemplar un margen razonable de error.

 

 

4.-Mira lo que está en tu control, y deja ir el deseo de tener control y certeza donde es imposible

 

 

El origen de la ansiedad muchas veces radica en lo que está fuera de nuestro control. En consecuencia, en nuestra frustración al ser incapaces de dominar todos los aspectos de una situación.

El secreto, para la terapeuta norteamericana Megan Bruneau radica en ocuparse de aquellas cosas sobre las cuales tenemos control, a través de las herramientas abordadas en los puntos anteriores y entender que hay cosas, muchas, que escapan a nuestro control.

En síntesis, ocuparnos de aquello que podemos cambiar y aceptar lo que no podemos modificar de ninguna manera.

 

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Valor compartido: Hay que evitar otro caso como “Las Malvinas”

 

El lamentable incendio de Las Malvinas ha arrojado cuatro personas declaradas oficialmente como desaparecidas y una cantidad significativa de heridos. También ha traído a la mesa temas como la esclavitud moderna, el marco legislativo, la impunidad, entre otros. Todo ello hace que sea más prioritario que nunca abordar el concepto de valor compartido para aplicarlo a nuestra realidad y evitar nuevos casos como éste.

 

¿Qué dicen los números?

 

Jorge Luis Huamán Villalobos (19) y Jovi Herrera Alania (20) son parte de las 45.8 millones de personas en el mundo que trabajan en condiciones de esclavitud, según cifras del Global Slavery Index. El trabajo doméstico, la agricultura, la construcción y el rubro de las manufacturas son las que mayor beneficio obtienen de esta práctica.

Por su parte, India, China, Pakistán, Bangladesh y Uzbekistán encabezan los países con mayor cantidad de personas en esta situación. El Perú ocupa el puesto 18 de 167 países en todo el mundo, y el 3 en América Latina, donde aún existe trabajo en régimen de esclavitud, con un estimado de 200.500 personas viviendo en esta condición, lo que equivale al 0,64% de la población.

 

El valor compartido como herramienta de cambio

 

¿Cómo hacer frente a este mal?

 

La misma fuente señala que el papel de los gobiernos es fundamental para erradicar la esclavitud moderna. Desde la suscripción a acuerdos internacionales y su respectiva aplicación, pasando por la creación de leyes que castiguen a los promotores de estas prácticas con severidad.

De igual forma, la redistribución de la riqueza permite que menos gente esté en las condiciones socioeconómicas que la hagan susceptible de terminar en alguna forma de esclavitud moderna. En nuestro país, por ejemplo, se estima en 37.74/100 la vulnerabilidad de la población.

Tomando en consideración estos hechos, como personas de negocios y emprendedores cabe preguntarse ¿cómo podemos contribuir a la solución?

 

Valor compartido, la clave del cambio

 

El valor compartido (o Shared Value) es un concepto desarrollado por Michael E. Porter, profesor de estrategia de Harvard, afirmando que la empresa ya no puede concentrarse en sí misma y en generar valor para sí misma, sino que tiene que generar valor también para los grupos de interés que se interrelacionan con ella.

Ya no sólo vale generar utilidad sino que además tienes que generar bienestar a todos aquellos que se ven afectados por ti o sin los cuales tu operación no sería posible. Eso implica tus proveedores, clientes, empleados, la comunidad, el Estado.

Al crecer de espaldas a esos grupos de interés estás aumentando una brecha social que lo único que deriva es en subdesarrollo, falta de entendimiento, en conflicto, y en tragedias como la ocurrida en la galería Nicolini de Las Malvinas y que nos recuerda a otras que dieron la vuelta a las cadenas de televisión del mundo como el caso de Plaza Rana en Bangladesh.

Si la empresa hace que el crecimiento sea compartido con el entorno, se logra una transformación menos cortoplacista, de la que se beneficiarán todos aquellos que quieren hacer fortuna de una manera limpia y coherente.

La dinámica de la empresa con el entorno debe tomar en consideración cuatro actores. En primer lugar, la propia empresa; en segundo, los así llamados grupos de interés directo, entre los que se cuentan los empleados, socios y propietarios. Los grupos externos del entorno formar un tercer actor, conformado por los proveedores, clientes y consumidores. Finalmente, los grupos externos del contexto, conformados por el Estado, la comunidad e incluso la naturaleza.

Como empresarios y emprendedores, tenemos la obligación de vigilar y articular acciones encaminadas a garantizar el bienestar de todos estos grupos. Se trata de que la empresa avance y que todo esto avance conjuntamente con ella y que no se vayan quedado atrás. Se trata de voltear la cabeza para asegurarse de no dejar a gente atrás.

 

El valor compartido no es cuestión de tamaño

 

Este principio del valor compartido tiene mucho sentido en la dimensión de una minera, pero no aplica menos a las pymes o a los emprendedores. Si tú tienes una ferretería y vendes productos copiados ya estás perjudicando al fabricante formal, que además desarrolla sus productos en base a especificaciones técnicas de seguridad, salud y protección de las personas. Estás haciendo que el empresario formal que cuida de los consumidores se vaya a la quiebra porque tiene que competir con un producto ilegal, que además no cumple con las normas de seguridad y por tanto puede dañar al usuario.

En el caso de que los trabajadores de la ferretería estén fuera de planilla, sin ningún tipo de beneficio y sin pagar ningún impuesto, estás perjudicando al empleado a la vez que impactas negativamente en el funcionamiento del Estado. Lo mismo ocurre cuando evades impuestos.

La relación con el cliente también está sometida al valor compartido, tú puedes ser un ferretero ético o no. Puedes vender al cliente lo que necesita o venderle cualquier cosa con tal de ganar dinero. Tu deber es asesorarlo éticamente a la hora de comprar tus productos.

Por último, la gestión que hagas de tus residuos, lo consciente que seas en el uso de la energía eléctrica y el agua, definirá el impacto de tu negocio en el medioambiente. Así que el cuento de que soy un ferretero pequeño y conmigo no es, no vale.

 

El cambio está en nosotros

 

Los retos que enfrenta nuestro país para tener una sociedad más justa y como consecuencia erradicar la esclavitud moderna del Perú son muchos, y van desde el cumplimiento de las leyes laborales hasta un giro significativo en el ámbito de la educación.  Si construimos nuestras iniciativas de negocio bajo el principio del valor compartido seremos parte del cambio para evitar que tragedias como ésta ocurran nuevamente.

 

Natalia Manso
Socia Fundadora de The Office
Especialista en Responsabilidad Social