El tamaño de las organizaciones y su dinámica de trabajo está cambiando a un ritmo cada vez más vertiginoso. Del teletrabajo, o trabajar desde casa, a alternar entre sedes de la misma empresa; de estar en un edificio corporativo hasta el café de la esquina. En el siglo XXI, la oficina adquiere muchas y muy distintas formas. Cada una repercute en nuestra imagen profesional.
Cómo nos vemos a nosotros mismos, qué vínculo desarrollamos con los objetivos y cuál es la importancia que nos atribuye la organización. También, la imagen que los otros se hacen de nosotros y de la posición que ocupamos. Trátese de colegas, equipo de trabajo o clientes.
La experta en marca personal, imagen y comunicación estratégica Helga Knoderer, señala que el espacio llega a tener igual importancia que la selección que hagamos sobre nuestro equipo directo (talento, calidad de liderazgo, ejecución) o el trato y respuesta de nuestro asistente a clientes internos y externos, equipo de trabajo, así como a jefes.
La imagen profesional también está en nuestra manera de habitar ese espacio
Como señala la autora en su escrito para Forbes México, así como los artículos que tienes, dicen mucho de ti, de quién eres y en qué te fijas. Por ejemplo, si tienes fotos de tu familia, ¿son visibles a todos o no? ¿Tu vida personal es personal o en realidad pública? ¿Es tu familia un trofeo?; si cuelgas los premios y diplomas, ¿qué tanto estás diciendo que te importa el reconcimiento a través de ellos o necesitas comprobar tu capacidad y habilidad?; si hay libros, son de adorno o de consulta, o para qué los tienes?; ¿Qué tantos papeles, documentos y en general artículos tienes sobre el escritorio, o inclusive en el piso? ¿Es tu oficina un espacio de trabajo, un espacio social, para almacenar o un museo?
En general un espacio personal habla de cómo está nuestra mente. ¿Está el espacio saturado de cosas? ¿Está ordenado sin importar la cantidad de cosas? ¿Hay pocas cosas, pero significativas? Debemos hacernos este cuestionamiento, según Knoderer, con la intención de ver al interior y entender el mensaje que mandamos al exterior con ciertos apegos reflejados en nuestra oficina. En consecuencia, ajustar de acuerdo a lo que queremos proyectar.
Lo anterior aplica inclusive si eres de los que trabaja desde un café, ¿qué tantas cosas llevas al café a trabajar?, y ¿cómo está organizado el dispositivo desde el que trabajas?
En cualquier caso, concluye, debemos asegurarnos que nuestra oficina tenga buena iluminación, esté acondicionada para fomentar la comunicación, y nos ayude a sumar a nuestra imagen profesional.
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